Científico, Psicológico, Místico.
Noah Nissani
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Científico
"¿Cómo puede la religiosidad cósmica comunicarse de hombre a hombre, puesto que no conduce a ninguna idea formal de Dios ni a ninguna teoría? Me parece que precisamente la función capital del arte y de la ciencia es despertar y mantener vivo este sentimiento entre los que son susceptibles de experimentarlo. (A. Einstein, "Como veo el mundo", Cultura, Santiago de Chile, 1935, pág. 29)
La experiencia, base única de la ciencia, nos enseña, y en cierta medida también a los animales, la existencia de una relación de causalidad forzosa entre los acontecimientos, cuando cierto acontecimiento ocurre siempre a continuación de otro, u otros. Es posible definir ciencia, como la búsqueda del vínculo de causalidad entre los acontecimientos. Búsqueda basada en la fundada creencia en la existencia forzosa de la relación causa-efecto, o sea, la creencia de que todo acontecer tiene su causa (1). Esta creencia en la necesaria existencia del vínculo de causalidad, es lo que nos permite organizar los acontecimientos en teorías científicas, que en física son representadas por formulas matemáticas, supuestas a constituir una completa y fiel representación del mundo inerte.
La experiencia nos ha enseñado también a distinguir entre distintas categorías de causas, relacionadas con distintas clases de efectos. Por ejemplo, estamos dispuestos a aceptar como causa de un ruido simple y no articulado, la caída de un objeto. Pero nos negaremos a aceptar similar causa como creadora de una sinfonía o una computadora. En estos o similares casos, estaremos seguros, que creación con semejante grado de complejidad, requiere un creador con capacidad mental, musical o técnica, de nivel por lo menos humano.
Filósofos racionalistas de la ciencia, sostienen que toda teoría que incluya los conceptos de “intención” o “objetivo” no es científica. Ellos prefieren la teoría de Darwin (1809-82) en la cual la evolución es producida por medio de mutaciones fortuitas, a la teoría de Lamarck (1744-1829) en la que la evolución tiene por objetivo la adaptación de la especie al medio ambiente. Por lo visto, ninguno de estos filósofos se molestó en mirar por la ventana de su oficina. De haber hecho esto, hubiera visto que parte de los coches que llegan a la esquina siguen derecho, parte doblan a la izquierda, y otros a la derecha. Este simple fenómeno físico de movimiento diferencial de cuerpos, que no puede ser explicado sin hacer uso de los conceptos de “intención” o “objetivo” (2), nos obliga aceptar la existencia de la intención en la naturaleza, por lo menos a nivel del reino animal, y con mucha mas razón al nivel del Creador.
De acuerdo a la física moderna, la creación del universo empezó con la “Gran Explosión”, en la que fué creado el espacio-tiempo y la energía, estando esta última, en el comienzo, en estado caótico. Comieza aquí el proceso de organización de la energía, la que a través de las partículas elementales que componen los átomos, y con ellos la materia inerte, que a su vez se organiza en planetas, estrellas y galaxias, y llega hasta los seres vivos, con el hombre en la cúspide. Este proceso, de ordenamiento y organización del caos inicial, viola el segundo principio de la termodinámica, que establece el continuo crecimiento del desorden. Principio que como lo estableció el creador de la teoría del electro-magnetismo, J.C. Maxwell (1831-79), en su teoría de los “demonios”, solo puede ser violado por la intervención de la intención (3).
Frente a las dimensiones y complejidades del universo, que incluye el misterioso elemento que diferencia la materia inerte del ser vivo, cuya creación y aun comprensión sobrepasan la capacidad humana, y que su creación requiera intención sobrehumana, no pueden aquellos “que son susceptibles de experimentarlo”, sino sentirse posesionados por “la religiosidad cósmica”, que a ellos y a ella se refiere Einstein. Sentimiento que trae consigo humildad, y necesidad imperiosa de posternarse frente a la creación y su creador.
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Psicológico
Tanto aquellos que son capaces de sentir la "religiosidad cósmica", como los que no lo son, sienten en el fondo de su conciencia la horfandad en que quedaron, desde el momento en que dejaron de confiar en la capacidad de sus padres para defenderlos de todo mal. Mecanismos psicológicos de represión , que actúan con mayor o menor éxito, nos permiten olvidar temporalmente el hecho de estar nosotros, y todos los seres que nos son queridos, condenados a muerte. Represión que nos permite disfrutar de la alegría de vivir, ensombrecida por el recuerdo de los seres amados que ya nos quitó la muerte.
La fé religiosa en la sobrevivencia del alma, que Dios sopló en la materia inerte al convertirla en un ser vivo (4), y que ya no se encuentra en nuestro cuerpo al ser bajado a la tumba, alivia la dificultad de vivir con sentencia de muerte sobre nosotros y sobre todos los seres que nos son queridos. Ella quita de la muerte el elemento de extinción total, y nos permite aceptar a Dios y a sus sentencias, la alegría y el dolor, con resignación y amor. Fe poseedora de un valor psicológico. invaluable, regalo de Dios que da felicidad y tranquilidad interior, y elimina la sensación de horfandad.
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Místico
Los fenómenos llamados, como si fuera posible, sobrenaturales, porque si existen son parte de la naturaleza y si no existen no son fenómenos, como la comunicación directa con Dios, o con otros seres humanos, vivos o muertos, no por medio de los sentidos, siempre interesaron a los mortales, simples o científicos. El mismo Newton, creador de la física moderna, dedicó una parte considerable de su tiempo y escritos a la investigación de este controvertido tema. Por ironía del destino, su investigación empírica, en la que llegó por medio de las observaciones astronómicas de Tycho Brahe (1540-1801) a la teoría del movimiento y de la gravitación, llevó a aquellos que no lo sabían o no lo entendían, al racionalismo: O sea, a creer en el poder ilimitado de la lógica humana, hasta renunciar a toda comprobación empírica de sus conclusiones.
A pesar de la gran cantidad de testimonios que afirman la existencia de los fenómenos parapsicológicos, y del hecho de que distinguidos científicos, físicos y psicólogos los investigaron, las universidades dominadas por el racionalismo los dejaron por siglos fuera de la ciencia oficial. Temerosas de todo lo que se aparta del consenso, las universidades llegaron hasta el extremo, de que a pesar del valor histórico de los escritos místicos de Newton, independientemente de la veracidad o no de los fenómenos tratados en ellos, los herederos trataron inútilmente de venderlos durante generaciones. Solamente en el siglo XX, después de que el postmodernismo afectó seriamente al racionalismo, consiguieron venderlos a la Universidad Hebrea en Jerusalén, y ya un doctorado fue escrito recientemente sobre ellos.
La Biblia adopta una posición ambigua sobre la posibilidad de comunicarse con el espíritu de los muertos. Por una parte, prohibe consultar a los muertos conjuntamente con los sacrificios de hijos, como hechos abominables de los pueblos destinados a ser exterminados. (Deuteronomio, 18, 10-12), y por la otra, insinúa que puede haber verdad en ello, en la consulta de Saúl al espíritu de Samuel, donde se entera de su muerte y la de sus hijos, en las vísperas del combate que está por librarse con los filisteos (Samuel 1, 28, 8-19; 31, 1-4). Como también la relación directa entre Dios y seres humanos dotados de especial espiritualidad, lo que les permite profetizar el futuro, y prevenir al pueblo y sus gobernantes de futuros peligros, constituye parte importante de la Biblia.
Notas:
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- Es interesante notar que la definición de Dios en la Biblia, como creador del universo: “En un principio creó Dios el cielo y la tierra”, establece de paso que hubo un “principio”, o sea que la creacióocurrió en un determinado momento. La concepción Newtoniana, según la cual el universo existe desde siempre y para siempre, no deja lugar a la existencia del “principio” bíblico. La existencia de la creación, como principio del universo, ingresó en la teoría de la relatividad sólo después de que las observaciones del astrónomo George E. Hale (1868-1938), llevaron a aceptar la posibilidad de que el universo fué creado en una enorme explosión hace aproximadamente 15 mil millones de años.
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- El lector es invitado a buscar explicación a este fenómeno sin hacer uso de los conceptos de “intención” u “objetivo”.
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- Si alguien le muestra, distinguido lector, una caja con un versículo de la Biblia escrito con letras impresas en fichas ordenadas en líneas, no verá en ello nada raro, simplemente alguien ordenó intencionadamente las letras. Pero si el cierra y sacude la caja en su presencia, y al abrirla de nuevo las letras aparecen ahora ordenadas según otro versículo bíblico, Vd. estará seguro de que hay aquí un truco de prestidigitador. Puesto que la experiencia le ha enseñado, sin necesidad de haber estudiado física, ni haber oído de la existencia del segundo principio de la termodinámica, que la ordenación de las letras no puede ocurrír sin la intervención de la “intención” humana.
- “Creó Dios al hombre de polvo de la tierra y sopló en su nariz un soplo de vida, y fué el hombre un alma viva”. (Génesis, 2, 7)
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